La Muralla: En busca del exilio. Novela de Jesús I. Callejas*
©José Díaz- Díaz
Fundacionlacaverna.blogspot.com
Para quienes no hayan leído ninguna de las veintiocho obras
publicadas por Jesús I. Callejas, se encontrarán deslumbrados con el singular
estilo que este autor maneja de modo sostenido y coherente a lo largo de toda
su carrera literaria.
Y es que, en la totalidad de su narrativa—incluyendo relatos
cortos, cuadros y viñetas, novelas cortas y largas— tanto la temática como la técnica,
elaboradas con laborioso cuidado permanecen como una constante que lo
identifica a distancia.
El relato lírico, de profundo sustrato poético, subyace en la
prosa de este cubano singular residenciado en el Sur de la Florida desde hace
más de treinta años. El uso de la primera persona es el preferido en la mayoría
de sus escritos quizás con excepción de la novela larga (tres tomos) Los míos
y los suyos, la cual está escrita en el estilo de los Diálogos platónicos .
El alter ego del Callejas está presente en la mayoría de sus obras de la misma
manera que los diferentes lugares, escenografías y atmósferas descriptivas en
los cuales sitúa sus tramas, son reiterados como trasunto de ciudades y lugares
de la isla de Cuba. Para corroborar lo anteriormente dicho los remito a algunos
de sus libros: El espejo y la sangre, Viaje
Octagonal o La
casa desbarnizada.
El tema general en el cual se regodea este autor visceralmente
anti totalitario es el del exilio. Concretamente el del exilio cubano, que lo
describe y siente como herida sangrante ya que sus personajes navegan por las
tortuosas y orwellianas tierras al interior de la isla, o como cicatriz— que
nunca sana— a pesar de que sus personajes hayan logrado el milagro de la
diáspora.
En la novela que nos ocupa, su dura prosa lírica se centra alrededor de un joven personaje que
resulta ser el mismo narrador y alter ego del autor. Con irreprimible miedo
cerval esta sufriente víctima del ensayo criminal comunista, a pesar de todo, se
convierte en hacedor de sensuales y hedónicas aventuras, se desdobla
mostrándonos cómo fue su niñez y juventud en la Habana de los años sesenta y setenta
bajo la dictadura del innombrable dictador, hasta la coronación de su exilio en
Miami.
La primera parte de la ficción histórica es narrada bajo el influjo
de la novela de anticipación distópica de George Orwell: 1984. La
sensación opresiva de vivir y padecer la mirada del Gran Hermano criollo y de
su séquito de lacayos es narrada vívidamente con todos los horrores
físicos-sociales y secuelas psicológicos. Este argumento a Callejas no se lo
contaron, él lo vivió en su propia humanidad mancillada. Por eso mismo sus
descripciones atropelladas como salidas de la boca de un orate incontrolado se
desbordan en una prosa inacabable, sin rayas de diálogo al estilo de Saramago,
sin capítulos que den respiro al agobiado lector; sin párrafos separados que
permitan tomar un poco de aire. Así, nosotros los lectores nos convertimos
también en rehenes solidarios presos del escenario grotesco de la falta de
libertades y padecemos también dentro de esa repudiable atmósfera donde se
pisotean los derechos humanos.
En un fragmento con el cual se inicia este periplo de horror
y optimismo podemos leer:
Nada peor que el día que es perpetua noche. Debo escapar de
este islote infernal, pero ¿cómo? Quiero huir porque me aplastan y pastorean,
porque me impiden leer lo que se me antoja, porque me vigilan. Porque me
censuran y cuestionan. El resto importa menos, o poco. Fuera profusión de
comida, material posesión, boato, reconocimiento, avaricia. Todo es alharaca.
Sigue con fútil justificación de catarsis trémulas cremando papeluchos
ceremonialmente ordenandos al pie del inodoro y peleando contigo en murmullos.
¿Te salva ello de ser sospechoso por desafecto al régimen?
CALLEJAS, JESUS. LA MURALLA: EN BUSCA DEL EXILIO (Spanish
Edition) (p. 9). Kindle Edition.
La segunda parte de la trama nos llega como un elixir después
del angustioso padecimiento dentro del laboratorio kafkiano.
El afligido y abrumado joven, vicioso lector y diletante
intelectual que mira a su alrededor con la lente de su frágil figura pletórica
de símbolos de la cultura occidental y con la bondad de su ética alejada de
toda maldad, nos lleva por caminos menos tortuosos y más amables: nos cuenta
sus intimidades en la iniciación sexual tardía para un joven de 23 años.
Entonces la picardía y el alborozo erótico se apropia de la pluma de Callejas
compartiéndonos retazos de ingenuidad en medio del desenfreno erótico del
colectivo isleño.
La tercera y última parte de:
La Muralla: En busca del exilio se vuelca sobre
el regocijo que produce la posibilidad real de saltar la muralla. Este ramalazo
de optimismo compensa con creces los padecimientos de toda una vida enfangada
por el totalitarismo y abre posibilidades existenciales a su personaje
principal, para comenzar a construir, así sea de manera tardía, una vida digna
en el exilio.
Amigo lector, leer a Callejas deja huella y motiva a leer su
consolidada obra. Iniciemos ahora el recorrido, como lazarillos encandilados,
la tragicomedia de su periplo como amanuense
del fallido experimento caribeño.
*Jesús I. Callejas (La Habana, Cuba, 1956). Estudiante
de múltiples disciplinas -entre ellas historia universal, historia del arte,
literatura, teatro, cine, música-, afortunadamente graduándose en ninguna al
comprobar las deleznables manipulaciones del sistema educativo que le tocó
sortear. Por ende: No bagaje académico. Autodidacta enfebrecido, y enfurecido;
lector de neurótica disciplina; agnóstico, aunque caiga dicho término en cómodo
desuso; más joven a medida que envejece (y envejece rápido), no alineado con
ideologías que no se basen en el humanismo. Fervoroso creyente en la
aristocracia del espíritu, jamás en las que se compran con bolsillos sedientos
de botín. Ha publicado, por su cuenta, ya que desconfía paranoico de los
consorcios editoriales, los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita
y otras historias (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otros relatos
(2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos
(2009). Además, Proyecto Arcadia (Poesía, 2003) y Mituario (Prosemas, 2007). La
novela Memorias amorosas de un afligido (2004) y las noveletas Crónicas del
Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). Reseñó cine
para revistas impresas, entre ellas Lea y La casa del hada, así como
para varias publicaciones digitales. Ha publicado los trabajos virtuales
Yo bipolar (2012) (novela); Desapuntes de un cinéfilo (2012-2013), historia y
reseñas sobre cine. Arenas residuales y demás partículas adversas (2014) y Los
mosaicos del arbusto (2015), ambos de relatos, así como la novela en tres
partes Los míos y los suyos (2015-2016). Sus últimos trabajos son las novelas
La casa desbarnizada (2017), Palmeras rojas (2018), El espejo y la sangre
(2018), La muralla (2020), Peripecias de una quimera I.



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