Los apóstoles del erotismo: apuntes
para una discusión*
©José Díaz Díaz
Fundacionlacaverna.blogspot.com
joserdiazdiaz@gmail.com
La actitud frívola e
insubstancial que en estas décadas caracteriza a nuestro público ante las
muestras de cualquier creación artística que pasa por su mirada, amenaza con
arrasarlo todo y confundirnos malamente
de que nada tiene valor. Es una mirada que ensucia en vez de admirar. No hay
asunto que esta pose baladí, carente de una fina ironía o comicidad
inteligente, no sea banalizado por la falsa y ladina postura que todo cuanto
toca lo vandaliza. La frivolidad tergiversa
el formal significado de comportamientos y conductas maduras, despoja de su riqueza
cultural y antropológica pensamientos y valores bien fundamentados.
Vida y arte, son como una unidad
inseparable en donde la vida es realidad
y el hecho artístico es reflejo de esa
realidad. El erotismo es una condición natural de la vida y el erotismo en el
arte, un reflejo de esa pulsión vital.
En cuanto al asunto que me ocupa, muchas veces
el concepto de Erotismo se confunde, asimila o se reduce y empobrece con el de
acoplamiento sexual, sexo a secas, pornografía, pecado o vida libertina y licenciosa.
Nada más obtuso, simplista y ofensivo pensar que los dos temas significan lo
mismo, o que son totalmente opuestos.
Por este empobrecimiento manifiesto de
conceptos tan caros a nuestra especie y que determinan, en definitiva el
sentido de nuestra relación existencial, es que deseo impulsar la lectura y
discusión del tema, y qué mejor si comenzamos
por familiarizarnos con la posición teórica y literaria de algunos de
los grandes maestros del erotismo.
Amigo lector, aclaro que tus
ideas y comentarios alrededor del asunto expuesto, le proporcionará sentido y
significación a la discusión que propongo. Sin más, comencemos con Georges
Bataille y su libro: El erotismo. Esperan en fila: Sade (Justine); Freud (Eros y Tanatos); Apollinaire (las once mil vergas); Nabokov (lolita)
y otros autores y publicaciones que
quieras proponer.
Mencionar a GEORGES
BATAILLE en esta discusión es imperativo. Toda
la obra de este poeta, ensayista y novelista francés (1897-1962) es hoy una
pieza fundamental del conocimiento humano occidental. Fue conservador de la
Biblioteca Municipal de Orléans y dirigió hasta su muerte la importante revista
Critique. Encaminó su obra hacia la búsqueda constante, en la contradictoria
y oscura mente del Hombre contemporáneo, de sus más auténticas, ocultas y
remotas verdades, las más secretas y reprimidas. De esta ingente obra, que
ocupa doce volúmenes en la colección La Pléiade (Éditions Gallimard), Tusquets
Editores ha publicado: El verdadero Barba-Azul. La tragedia de Gilíes de
Rais (ínfimos 35), con prólogo de Mario Vargas Llosa, Las lágrimas de
Eros (Ensayo 33), Historia del ojo, Mi madre, Madame Edwards seguido de
El muerto y El azul del cielo (La sonrisa vertical 10, 19, 25 y 44).
Empecemos, entonces, por extractar ideas del
capítulo I de su libro:
El erotismo en la experiencia interior
El erotismo en la experiencia interior
“…El erotismo,
aspecto «inmediato» de la experiencia interior, tal como se opone a la
sexualidad animal es uno de los
aspectos de la vida interior del hombre. En este punto solemos
engañarnos, porque continuamente el hombre busca fuera un objeto del
deseo. Ahora bien, ese objeto responde a la interioridad del deseo. La elección de un objeto
depende siempre de los gustos personales del sujeto; incluso si se
dirige a la mujer que casi todos elegirían, lo que suele entrar en juego es
un aspecto intangible, no una cualidad objetiva de esa mujer. Esa mujer podría
no tener, si no nos afectase en nuestro ser interior, nada que forzase la
preferencia. En una palabra, hasta cuando se conforma con la mayoritaria,
la elección humana difiere de la elección del animal: apela a esa
movilidad interior, infinitamente compleja, que es propia del hombre. El
animal tiene en sí mismo una vida subjetiva, pero, al parecer, esa vida
le es dada tal como lo son los objetos inertes: de una vez por todas.
El erotismo del hombre difiere de la
sexualidad animal precisamente en que moviliza la vida interior. El erotismo es lo que en la conciencia del
hombre pone en cuestión al ser. Por sí misma, la sexualidad
animal introduce un desequilibrio, y ese desequilibrio amenaza la vida;
pero eso el animal no lo sabe. En él no se abre nada parecido a un
interrogante. En consecuencia, si el erotismo es la actividad sexual del
hombre, es en la medida en que ésta difiere de la sexualidad animal. La
actividad sexual de los hombres no es necesariamente erótica. Lo es cada
vez que no es rudimentaria, cada vez que no es simplemente animal (…)”.
Bueno, mi amigo, ahí
te dejo esas afirmaciones de Bataille, ahora, escribe tu punto de vista.
*La
discusión está abierta. Por favor si desea participar puede enviar su punto de
vista en comentarios en este blog o escribir a:joserdiazdiaz@gmail.com



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