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Cuando desperté, la poesía estaba ahí!


Cuando desperté, ¡la poesía estaba ahí!
©José Díaz-Díaz*





“A nadie se le ocurrirá preguntarse cuál es la utilidad del canto de un canario o de los arreboles de un crepúsculo” Jorge Luis Borges.


Cuando uno lee que el hecho poético es anterior al Lenguaje, que nace con el habla misma, es decir, anterior a la escritura… O que es hermana gemela de la imaginación y que surgió en la época de la infancia de la humanidad con el deslumbramiento y el asombro al tomar conciencia de hechos y cosas que hacían brotar expresiones “artísticas” tendientes a registrar tales emociones…
Cuando escuchamos decir que detrás de cada creación artística llámese pintura o música, literatura o escultura, hay una actitud poética subyacente y que la historia y pre-historia del hombre está orientada e iluminada por una acción poética, entonces deberíamos— siendo consecuentes con el razonamiento— concluir que La Poesía es definitivamente una substancia que se ve solo con la mirada interior y que viene acompañando por mucho tiempo la historia de los hombres.
 Pero también este tiempo de Posmodernidad signada por el imperio de la posverdad y el negacionismo puede implicar— por lo que uno ve de una sociedad que se mueve alrededor de anti valores que van en contravía de lo ingenuo y auténtico — un talante proclive a alejarse de todo lo que huela a una sana recreación metafórica (poética) de todo lo hermoso que hay en el ser humano. Se tiende a desconocer esa riqueza existencial que brota natural, emparentada con los genuinos sentimientos de libertad, de individualidad, de ética y de compasión, por chocar con los esquemas de corrupción y de manipulación impuestos por el descontrolado, mezquino y obsesivo poder de algunos gobernantes.
Es evidente que estamos atravesando una alienante actitud anti-poética, un empobrecimiento real de la existencia, en términos de calidad de vida plena. Somos testigos de una deleznable postración del hombre ante los signos y la impronta de lo insubstancial y lo falaz, de la verdad histórica despedazada conscientemente para poder medrar en la confusión creada, donde todo es convertible en mercancía y por lo tanto de ser mercadeado y comprado. El ejercicio del poder sostenido a través de un miedo fabricado a propósito, en nada favorece un ambiente proclive a un desasimiento ocioso y creativo de la conciencia colectiva.                 
 ¿Quiénes de nuestros conocidos viven poéticamente? ¿Quiénes de ellos leen textos poéticos? Muy pocos, hay que admitirlo. Y las preguntas surgen: ¿por qué, ¿cuándo y cómo el gusto por lo rampante se ha impuesto? La mayoría de las editoriales están renuentes a publicar libros de Poesía. La razón: simplemente no son rentables. El estilo de vida light se está llevando por delante el ejercicio de la reflexión, de la meditación y del goce estético del arte y la literatura de calidad. El entretenimiento banal, los deportes de masas, los programas de TV amarillistas y de escasa calidad roban las horas de entretenimiento de nuestros contemporáneos. Quizás la pandemia global por la que estamos atravesando pudiera cambiar un poco los hábitos nefastos que nos agobian, Quizás. Solo un minúsculo grupo dentro de todo el grueso de la población cultiva tanto en sus vidas como en sus gustos una permanente aquiescencia y actitud poética en la rutina de sus vidas.  
Sin embargo, la poesía continúa ahora cumpliendo (así no sea escuchada) una función de catarsis, de rescate y de abono para una resiliencia colectiva.  El lenguaje entendido como ejercicio de libertad y no de aniquilamiento, es tomado por los poetas (los hay, a pesar de todo y contra todo) como ventana que sirve para ver y respirar más allá de los linderos de los anti-valores impuestos.
El ejercicio del lenguaje poético con sus conexiones fantásticas, con sus tropos y vías alternas de imaginación, con sus símbolos que irrumpen espacios insospechados de nuevas realidades; con sus comparaciones que violentan el espíritu hacia una estética de la conmoción y del deslumbramiento, irrumpen mágicas y verdaderas tras el rescate evidente de los innegociables valores del ser humano, único en su unicidad, polisémico en su sentir, enajenable en su infinito poder creativo.
Es nuestra tarea enfatizar en que el real signo del hombre se expresa íntegro por el don (re-creativo) de la Poesía, a la cual todo mundo debería tener acceso. Atrevernos a vivir en plenitud consistiría en atrevernos a vivir en verso la MISERIA de nuestra propia época. Las nuevas generaciones no contaminadas, soportarán el peso de una responsabilidad irrenunciable: el rescate de la vivencia poética.








Tenemos la certidumbre de que mientras exista el Hombre existirá la Poesía, pero la pregunta obligada es entonces: ¿qué clase de hombre habita hoy nuestro tiempo y qué clase de poesía expresaría su real imagen? El tiempo por el que transcurrimos no es el del Valor sino el del Precio. En consecuencia, si la poesía no tiene precio, no vale. Y si no es mercancía comercializable, ¿para qué perder el tiempo en leerla? Lo cual quiere decir que los poetas están solos, pero que también el hombre masificado está más solo todavía.
La masificación de la sociedad ha acabado con la exaltación de lo individual que en definitiva es la llama de la poesía. Pero como las expectativas del individuo mueren en los límites de la economía de mercado, desaparecen las posibilidades de soñar, desaparece el futuro como utopía, como posibilidad de ser distintos, como posibilidad de hacer historia, ya que la historia ha muerto en los linderos y la supremacía de las cosas sobre los individuos.
Por todo esto, la poesía que se está escribiendo actualmente transgrede el gusto de lo retórico y de lo bonito, o el papel de adorno o de decoración o de simple diversión. Va más bien tras la huella, tras el vacío, persiguiendo la imagen total que represente esa vacuidad de conciencia y esa trampa absurda en que el tiempo de hoy pretende enredar la justa trascendencia del hombre común enlodado en el pantano del consumismo.
Así, la vida se torna breve y el poema asume con dolor su condición de ser para la muerte. Entonces, nuestra poesía es instante y es vértigo, es rasgadura vital que intenta hacer canción con los desperdicios que la plusvalía espiritual dejó de esa empobrecida totalidad del hombre pleno, saqueada por la colonización de sus más sentidos valores.

Pero no todo es pesimismo, mientras el hombre exista, existirá la poesía y esta seguirá siendo la huella o la llaga que no solo muestra el pantano, sino que es la ventana por donde respira la hermosa esencia real de nuestra existencia.
Fundacionlacaverna.blogspot.com









*José Díaz- Díaz, colombiano, naturalizado estadounidense y residente en la Florida desde 1996, estudió Filosofía en la Universidad Santo Tomás de Bogotá y realizó un postgrado en literatura, en la Universidad Javeriana de la misma ciudad.
En cuanto escritor, editor y crítico literario, su afán se enfoca en la popularización y difusión de autores y obras, sirviendo con vocación manifiesta para que el mensaje se haga accesible al lector común.
Su carrera literaria se define centrada en una clara postura humanista que exalta los valores fundamentales del hombre contemporáneo. Sus artículos literarios se pueden leer en revistas especializadas tales como: Suburbano.Net; Metaforología; Crítica Cl.; Resonancias.org y otras.
Escritos publicados: En Poesía: Los versos del emigrante.
Novelas: El último romántico y En busca de la infancia perdida.
Libro de relatos: Los ausentes.
Manual: Todo lo que debe saber un escritor principiante.
Biografías: Chenco el pintor, biografía autorizada.
En Ensayo: Literatura de nuestro tiempo y: Ser demócrata en USA. Una guía para hispanos
Coeditor con la escritora María Gabriela Madrid de las antologías: Un escorzo tropical, Muestrario de ficciones hispanoamericanas, Vorágine sensual y Cuentos para iniciar una fiesta.

Director de La Fundación La Caverna y de La Caverna, escuela de escritura creativa. Coordinador del Club de lectura de la biblioteca pública de Miramar, Florida. Ejerce como editor, asesor y crítico literario.
Email: joserdiazdiaz@gmail.com
Instagram: josediaz.diaz



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