El «Realismo
sucio» en la novela: La Saga de Tonelada de Jesús I. Callejas
©José Díaz -Díaz
Director de La Caverna, escuela de
escritura creativa
joserdiazdiaz@gmail.com
Jesús
I Callejas es, sin duda alguna, el escritor más prolífico que tenemos en el Sur
de la Florida. Sus treinta publicaciones realizadas entre 1999 hasta el
presente así lo demuestran. Para quienes no conozcan a Callejas, y no hayan
leído ninguno de sus libros cuando lo hagan se encontrarán deslumbrados con el singular
estilo que este autor maneja de modo sostenido y coherente a lo largo de toda
su obra.
Y
es que, en la totalidad de su narrativa—incluyendo relatos cortos, cuadros y
viñetas, novelas cortas y largas— la temática y la técnica, elaboradas con
laborioso cuidado permanecen como una constante que identifica su escritura en
un todo unitario en constante desarrollo.
El
relato lírico, de profundo sustrato poético, subyace en la prosa de este cubano
singular residenciado en el Sur de la Florida desde hace más de treinta y cinco
años. El uso de la primera persona es el preferido en la mayoría de sus
escritos quizás con excepción de la novela larga (tres tomos) Los míos y los
suyos, la cual está escrita en el estilo de los Diálogos platónicos. El
alter ego del Callejas está presente en la mayoría de sus obras configurando un
opus casi autobiográfico. De la misma manera, encontramos reiteradas las
escenografías y atmósferas descriptivas de las ciudades de La Habana y Miami en
los cuales sitúa sus tramas, ya sea como trasunto de dichas ciudades o como
ambientaciones totalmente explicitas. Para corroborar lo anteriormente dicho
los remito a algunos de sus libros: Viaje Octagonal, La casa desbarnizada,
La muralla o La Saga de Tonelada.
Es pertinente puntualizar que
Callejas también ha ambientado algunas de sus novelas y cuentos en la vieja Europa,
Japón y la China, dado que es conocedor profundo de esas culturas. En la novela
El Espejo y la sangre va al encuentro de sus ancestros españoles.
El
tema general que enmarca su obra y en el cual se regodea este autor
visceralmente antitotalitario, es el del exilio. Concretamente el tema del
exilio cubano, que lo describe y siente como herida sangrante ya que sus
personajes navegan por las tortuosas y orwellianas tierras al interior de la
isla, o como cicatriz— que nunca sana— a pesar de que sus personajes hayan
logrado el milagro de la diáspora disparada principalmente hacia Miami. El
concepto que rige la unidad temática de toda su obra es explícito y
deliberadamente elaborado por el autor, algunas veces avasallante, reiterativo
y progresivo. El ejercicio uniforme de su prosa se parece a la escritura de un
palimpsesto que se reescribe incesantemente sobre el mismo tronco de su asunto
existencial.
Después
de este breve marco referencial sobre su obra, voy a enfocarme en su novela La
Saga de Tonelada. El tono carnavalesco y paródico
que envuelve la atmósfera de la novela busca a lo largo de toda la trama
inyectarle una comicidad patética a una realidad trágica. El personaje relator,
que es el alter ego del autor, deviene en protagonista al final del asunto.
Antihéroe de pies a cabeza, es la antítesis de la vacua vanidad. En efecto, su
personaje es un acto de valentía esencial al confesar su vulnerable condición de
perdedor. Para corroborar, lo explicita en la Dedicatoria de la novela: ‘ A
nosotros… los perdedores’.
Y como el bufón
es el único que tiene el poder de reírse del rey, el humor negro es la única
vía con licencia para penetrar con sarcasmo el ensamble de una realidad ruin.
El tinglado de valores descompuestos de Occidente se convierte en rictus de
ironía en la sonrisa de los letrados desadaptados. Total, hay que escribir
divirtiendo como dice, el semiólogo Umberto Eco.
El Realismo sucio, nombre con el que titulo esta
reseña literaria, me vino a la mente cuando ya leídas las primeras páginas,
comparé inconscientemente el tono sostenido de su relato, las descripciones
escatológicas y el vocabulario visceral regional cubano, con el marco estético
baudelariano: El arte nace de lo feo. El paraíso es el infierno. El
«malditismo» de Baudelaire, lo encontramos reproducido y exaltado en la prosa
feroz, subversiva y decadente, sencilla, cotidiana y mundana del
atropellamiento antisistema del renegado y nihilista Callejas.
El argumento relata las desventuras hilarantes de un
grupo de intelectuales cubanos asentados en la Miami de los años noventa.
Tertulias y francachelas suceden en los alrededores de una librería de la Calle
8 de Miami. El Relator, Tonelada y Supertanque, fungen como los personajes principales
que llevan la batuta del desmadre existencial. Eso sí, hay que ser lectores
avezados si se quiere comprender y disfrutar a fondo la linduras y desfachateces
de estos protagonistas. Porque esos personajes son lectores fanáticos,
diletantes que navegan en las aguas profundas de la historia de la literatura,
de la filosofía y del arte. Las parafilias que padecen estos monstruos letrados
configuran verdaderos antihéroes que perturban a cualquier lector por sus
padecimientos rayanos en la locura.
La ambientación básica de la novela La Saga de Tonelada,
pese a su carácter mezclado de realidad y ficción, se da en esa Miami profunda,
y su retrato no es en ningún caso una distopía de la ciudad sino una mirada actual—desde
adentro—un ojo desalmado que se sumerge y ensucia en las llagas de una
ciudad en donde la miseria humana trata de ser tapada con postales festivas
para atraer turistas.
El «realismo sucio» de la Saga de Tonelada tiene, de alguna manera, el ácido
sabor del verso y la prosa de Charles Bukowski, que en la pluma de Callejas
deviene enriquecido con la asombrosa cascada de conocimiento memorioso dada la
cultura extraordinaria e inusual del autor, para estos tiempos de analfabetos
funcionales.
Y
no digo más. Será en verdad un reto leer la novela La Saga de Tonelada
de Jesús I. Callejas. Se encuentra en Amazon en formato de papel y Kindle. Se
van a divertir. Ténganlo por seguro. Permítanme ser el Caronte que los
conducirá al infierno.
Ah,
ahí va un adelanto:
CALLEJAS, JESUS I. LA SAGA DE TONELADA (Spanish Edition) (pp.
172-173). Kindle Edition.
Al regresar a casa en el norte floridano días después, tuve
un sueño que me pareció larguísimo; algo raro porque en lo onírico tiempo y
espacio se alteran. Sentía el paso de los días, pero a velocidad apresurada. No
era pesadilla a pesar de provocarme inquietud su fragmentación. Iba suave,
fluía. Primero veía a Daya con una serpiente por rostro en una tormenta de
arena reteniendo el sari rosado que huía dejándola desnuda en medio de un
pedestal. ¿Por qué volvía Daya? La serpiente se volvió máscara contra su rostro
y acanto al desintegrarse en sus pies. Parecía estatua viva y más joven de lo
que la había conocido. Se cubría indecisa hasta que sonrió y se irguió libre
mostrando al puño del mundo por qué aquel cuerpo era paradigma. Llegó la sal,
después la espuma y al final, antes del otro final, el acero. Surgieron dos mil
marcos dorados sin contenido y un riachuelo vertical que entraba a un río en
Mesopotamia. ¿Tigris o Eufrates? No sé cuál, pero era el sitio; seguro. Una
barcaza de vela destrozada por añil que surcaba arenas y encallaba en
relucientes aguas de metal. Y de pronto, llegó reptando mi juventud. Yo ahí
joven en la punta de una flecha y viejo acá en su emplumado. Era sujeto y
objeto por igual. ¡Mira que uno sueña mierdas! ¿Estaba de un lado, del otro, en
ambos? Aparecía una vagina creciente en cada marco y se oían alaridos y más
voces recitativas. Llovía suave hacia arriba sangre gruesa. Ahora una lluvia de
granizo horizontal. Obeliscos plateados en el estallido de semen. Entonces
despertaba en el mismo y diferente sueño y recomenzaba todo a velocidad
torrencial. En todas direcciones. Cráneos y huesos por la irregular superficie
que se iba levantando hasta quedar oblicua y ponerse al revés cual cámara de
cine caída desde un técnico de balazo frontal. Y tras dos huracanes, un sol de
horrible nombre: ¡Miami!, girando sobre un sol apagado, arcaico y extenuado de
nombre La Habana -con sus respectivas mafias y machetes-, y un jardín de
ridículo tono pastel más estirado que la boreal gripe de los espectros
peregrinos en el que dos viejos inmensos se batían con andadores y bastones.
Godzilla contra King Kong. Sí, Tonelada y Supertanque en un coliseo… No, no…
Era el estadio deportivo preferido de la chusma citadina. Un tronido de pánico
rajaba todos los pavimentos y raíces de este cosmos con el otro en intento de
unión renovadora.
Biografía de Jesús I. Callejas
Jesús I. Callejas (La Habana, Cuba, 1956). Estudiante de múltiples materias, graduándose en ninguna. Por ende: Nada de bagaje académico. Autodidacta y diletante enfebrecido, y enfurecido; lector y viajero de obsesiva disciplina; agnóstico, aunque caiga dicho término en cómodo desuso; más joven a medida que envejece (y envejece rápido), no alineado con ideologías que no se basen en el humanismo. Fervoroso creyente en la aristocracia del espíritu, jamás en las que se compran con bolsillos sedientos de botín. Ha publicado, por su cuenta, ya que desconfía paranoico de los consorcios editoriales, los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita y otras historias (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otros relatos (2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos (2009). También, Mituario (Prosemas, 2007); la novela Memorias amorosas de un afligido (2004) y las noveletas Crónicas del Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). Reseñó cine para revistas impresas, entre ellas Lea y La casa del hada, así como para varias publicaciones digitales. Ha publicado los trabajos virtuales Yo bipolar (2012) (novela), Desapuntes de un cinéfilo (2012-2013) (historia y reseñas sobre cine), Arenas residuales y demás partículas adversas (2014) y Los mosaicos del arbusto (2015), ambos de relatos, así como la novela en tres partes Los míos y los suyos (2015-2016). Además, La casa desbarnizada (2017), Palmeras rojas (2018), El espejo y la sangre (2018), El viaje octagonal (2019), La muralla (2020), Trans: Al otro lado (2021) y La saga de Tonelada; así como crónicas de viajes: Peripecias de una quimera I y II (2020).
AngelsMarie Menendez
ResponderBorrarUna reseña como tú Jose Diaz Diaz sabes hacer, con ese ojo único con el que pones la bala en el lugar preciso.
Callejas inigualable siempre, con ese torrente de multiplicidad y écos que te arrastra siempre a donde quiere y de donde te costará trabajo salir. Un abrazo a los dos y sí, me compraré el libro